Por: Teniente DIANA VALDERRAMA FLÓREZ
En nombre de todos y cada uno de mis familiares, especialmente de mi querida abuelita Ana Teresa Villamizar de Valderrama, quien, además, ha cumplido como esposa, madre y suegra; quiero agradecer a todos los mandos de la Institución, al Colegio de Generales, a la Academia Colombiana de Historia Policial, a Acorpol, a todas las asociaciones y a los amigos que nos acompañan en este trance, el homenaje y la despedida a este gran hombre: el general Luis Humberto Valderrama Núñez, quien desde su ingreso a la Policía Nacional, puso
todo su esfuerzo y empeño para que ella fuera reconocida como la más grande por ser la encargada de preservar la convivencia de todos los colombianos.
El general Valderrama trabajó sin descanso, con gran orgullo y amor hacia su trabajo como policía y al dejar un extraordinario legado para los futuros componentes de nuestro Cuerpo-Institución y, desde luego, para los futuros mandos del mismo.
Predicó, no sólo con la palabra, sino con el ejemplo: honradez, pulcritud, honestidad, lealtad y amor, así como la vocación de servicio a la comunidad e Influyó al máximo para exigir a los subalternos el sentido de su función pública.
En nombre de él, invito a todos los miembros de nuestro cuerpo nacional de Policía, a seguirlo por el camino del deber, con dignidad y con la cabeza en alto, para alcanzar los postulados que fundamentan nuestra profesión y la convivencia de los asociados.
Asumo hoy sus enseñanzas: valores, virtudes, dedicación a su función y amor por esta querida y gloriosa Institución. Siempre llevaré con orgullo el uniforme, como él lo portó, con altura y dignidad, al respetar mi Policía y promulgar nuestro lema, Dios y Patria, es por siempre.
A todos, gracias por las manifestaciones de amistad y reconocimiento, y las condolencias para nuestra familia.
Paz en su tumba: ¡mi General y querido abuelito!